Nada es eterno,
ni las maldades, ni las guerras,
el tiempo lo envejeció,
el color rojo, pasó a ser un color como el óxido,
descolorido por dentro y por fuera, en la atmósfera un olor penetrante a herrumbre, ya su olor no era de azufre, este mineral, había sido saqueado por los científicos para la generación de las bombas de la tercera guerra mundial,
arrodillado en la lava cristalizada del último volcán que hizo erupción,
imploró al inframundo y a los cielos, solo quería, “una oportunidad”,
quería trabajar, pero ya no había materia prima a quien insertar su odio,
la mentira, la maldad, la locura, el suicidio, la política, la lujuria, la guerra,
la humanidad ya tenía estas cualidades, formaban parte de su axiología y valores éticos, impuestos, por cierto, por el último gobierno que combatió y destruyó al infierno, siendo las veinticuatro horas del día sesenta y seis, del año dos mil seiscientos sesenta y seis, sesenta y seis segundo antes de pedir perdón para empezar a laborar en su nuevo trabajo, fue magnetizado por el cielo cuando recibió de un vagabundo de sesenta y seis años, sesenta y seis hojas que contenían su vida y su obra.
Y antes de ser consumido por la humanidad del siglo XXVII,
tomó un lugar en el cielo…
La calidez en el liderazgo.
Luly Montaño. Secretaria Técnica. Mi nombre es María de Lourdes Montaño Moyano y mejor conocida en IEU definitivamente como Luly,