Dentro de unos días abre de publicar el libro más importante hasta este momento de mi carrera, tenía miedo de escribir cada párrafo, cada carta, las experiencias que pueda escribir sin que la realidad la gané a la ficción.
Faltaban 3 días, la prensa y medios de comunicación me tenían rodeado con muchas preguntas y cuestionamientos acerca de la novela, era como si recordara esa exposición de la escuela y sentías los nervios y ganas de salir corriendo por la puerta del salón, y era bastante visible, hablaría acerca de cómo las personas por situaciones que nunca dejaron en claro sobre lo que sienten, nos obligan a irnos y dejar un mal sabor de boca.
Llegó el día de la publicación del libro, la portada era perfecta, mi traje color gris y zapatos de charol deslumbraba, y llega el momento de presentarme y hacer la firma de los libros.
Luego de un rato de platicar con mis lectores, al momento de pasar a la fila toman el siguiente libro y lo firmó, estaba bastante sorprendido, debía ser la emoción de haber podido hacer esta novela, pero justo me paro de la silla y volteo hacia todos lados y ahí es donde veo llegar con pasos cortos pero seguros, una presencia bastante conocida de mi parte, se pone delante de mí y me da su libro.
Y en el libro se observa fijamente esta escena.
– De pronto, un día llegaras frente a mí y no dirás nada, tampoco es necesario que menciones una palabra, pero podré decirte a los ojos y con el mismo sentimiento de la última vez que te vi, no esperaba verte aquí.