En la vida hay cosas que son difíciles de olvidar,
algunas marcan el sentido de la vida,
y eres capaz de todo,
le arrancó los ojos,
eran azules y brillosos.
Le arrancaste los ojos, las pupilas quedaron con el mismo brillo y el mismo color, la pequeña niña gritó al verte y corrió para dar aviso, te fue indiferente, sabías que los señores de la casa estaban de viaje, así es que continuaste, no pudiste arrancar sus brazos, ¡que duros estaban!, buscaste las pinzas metálicas del sr. Laureano, eran las más grandes que estaban en la caja de herramientas, guardada en el estante de la pequeña Lucía, tu mente no podía olvidar aquel pasado, aquella escena que había marcado tu vida, hacía muchísimo frío, el viento parecía entrar con un fuerte silbido que se prolongaba por la oscura noche y se desvanecía por la arboleda, parecía que cada exhalación que dabas se congelaba, era la reunión mensual de la familia, el tío Enrique siempre fue el primero en llegar, soltero, y junto a él una hermosa chica; Juana, Ernestina, Perla, son muchas las mujeres que traía a la casa, ya no recuerdo todos sus nombres, lo recibía con los brazos abiertos, me entregaba como siempre mi caja de chocolates y un pequeño obsequio, ¡una muñeca de plástico!, de aquellas que son una sola pieza, el cabello estaba pegado con un resistol amarillo, parecía que había comprado por mayoreo una caja con 24 muñecas idénticas, y que tenían el destino de llegar a mí, también llegaban a la casa la tía Paty, Dulce y su hija, y el tío Pedro, la prima Justina siempre llegaba a la casa con una o dos muñecas hermosas, unas caminaban, otras lloraban, inclusive ¡otras hablaban!, y tú, con tu muñeca de ojos azules, Justina te mostraba todo lo que hacían sus muñecas y también les ponía un nombre, ¡qué raro!, una se llamaba Lilí ¡qué hermosa muñeca!, era una princesa, que hablaba y tenía buenos modales, y cuando la prima te preguntó de tus muñecas, ya las habías escondido, un día olvidaste esconder a la flaca, si, la flaca, así la habías llamado, cuando te preguntó ¿Y esta muñeca que hace?, sin dudarlo le dijiste que hablaba con un lenguaje desconocido, empezaba a comunicarse cuando había un rotundo silencio, todavía te ríes porque
nunca llegaría ese silencio, pobre muñeca era más que una pieza sólida inerte, pero Justina insistió, y no te quedó otro remedio de decirle que tenía la capacidad también de transformarse, se podía quitar todo, mientras que le decías ella abrazaba a Lilí a esa muñequita hermosa, era tanta la envidia que sentías que no te diste cuenta, cuando la fuerza de tus uñas le habían sacado los ojos a la flaca, un brazo y una pierna, Justina que era una niña inocente se sorprendió de la transformación de tu muñeca, y te dijo, que le pusieras todas sus partes a la flaca, porque así le daba miedo, no sabías que hacer y lloraste, no podías tener lo mismo que tu prima, en unos cuantos segundos todos los sentimientos existentes llegaron a ti, la tristeza, la alegría, el miedo, el coraje, de la flaca… no quedaba nada que recordara que fue una muñeca, solo sus ojos azules a lado tuyo seguían igual y con su mismo brillo, cuando reaccionaste la muñeca de la pequeña niña, estaba completamente deshecha y sus ojos azules brillaban cerca de ti, lloraste profundamente y te diste cuenta que no siempre se tiene todo en la vida, así es que, fuiste a la juguetería, regresaste y le entregaste a la pequeña Lucía una hermosa muñeca, se parecía todo a Lilí.