Su nombre apareció en el listado. ¡Ha muerto Eloina! La noticia que tanto temí se hizo realidad. No tuve la oportunidad para acompañarla durante su última exhalación; asirla de la mano para impedir que la dama blanca, con un beso en los labios le robara la vida.
El dolor mordió mi alma. Me eché a andar sin rumbo hasta que la cobija de un desnudo árbol me arropó con su tronco. Un viento crepuscular se presentó al momento que Pablo tocaba mi hombro. Su tacto rudo erizó mi presente y, de lágrimas húmedas me volqué en fuego ante su presencia.
La fatalidad adelantó la visita que religiosamente realizo a los Resentís. Esta vez Pablo Anselmo Resentís me ha pedido que me quede en su casa, he aceptado con tal de percibir en aquella casa el aroma de Eloina o compartir algún recuerdo con la familia después de los servicios fúnebres.
Pablo Anselmo me hace acompañarlo a la terraza para compartir un cigarro, le rechazo y le hago traerme Whisky, una copa tras otra me habla de las cualidades que tenía como mujer, las copas siguen pasando y me muestra un poema en el que está trabajando desde hace tiempo:
Fueron vientos con fuego ardiente,
fluyó la lava en mi interior,
infierno canonizado, de besos entre los dos,
tu voz de ángel se hizo gloria,
dos almas se hicieron una
como aleación de bronce por la fusión.
Fluye el río sin saber cómo viaja en su interior
así son los días que muestra la apariencia de nuestra relación,
tú y yo, sabemos lo que sentimos
cuando habla el corazón.
Eloina, tus besos queman mi cuerpo,
mi alma flota en el cielo,
calcinas todos mis sueños,
das vida a mis deseos, fallece mi realidad.
Eloina…
A Eloina
Por nuestro amor eterno
Por Pablo
Justo en ese instante y debido a los acontecimientos recientes, recordé que, en una niñez lejana, un pequeño lleno de dudas, indecisiones e inseguridad es, escuchaba constantemente repetir a los adultos mentiras que los otros adultos aceptaban. Ese yo, era en aquel momento un niño auténtico, con miedos, con frustraciones, pero ¿no son esas cosas precisamente las que delinean a uno?
Muchas noches me sueño en ese parque, aceptando todas las voluntades del universo donde no lucho contra lo que no soy, donde me siento feliz con mis pantalones cortos y mi pelota gastada. Abro los ojos y soy ese adulto que acepta.
Por más que intenté encontrar el mínimo resquicio de copia de algún poema de autor famoso, no lo encontré y, a decir verdad, era una cascada de rimas con la más bella expresión de amor jamás vista por mí. Y mi envidia creció.
Pablo me mostró, lo que, según él, lo motivaba a escribir, eran fotos de Eloína, impresiones de gran belleza, donde florecía su encanto y algunas, en compañía de él. Ahí descubrí, que la motivación de sus escritos, era su amor correspondido, al contrario de mis poemas, que reflejaban el sentir del desaire, la tristeza, el abandono y el desamor.
Escrito por: Adrián Estrada Hernández, José Guadalupe Galindo Morales, Leslie Olvera, Marcos Antonio Arriaga Espinosa y María Elena Hernández Maya.