La competitividad es una acción natural, instintiva, con la que cuentan los seres vivos, la cual permite la adaptación. En el caso del ser humano, es una acción que alienta al individuo a superarse, logrando ser más productivo y eficiente.
En el ámbito laboral, la competitividad es un factor clave para el desarrollo profesional de las personas y es una característica que buscan actualmente las empresas en sus trabajadores. A pesar de ser algo positivo para los empleados y compañías, se deben poner límites, pues la competitividad extrema puede crear un ambiente destructivo, llevando proyectos al fracaso.
Aquí te daremos algunos consejos para manejar una competencia sana y lograr el crecimiento que se busca.
- Tener un compromiso laboral con la empresa.
- Fijarse objetivos e identificar motivaciones que le permitan cumplirlos.
- Contar con disciplina y controlar los tiempos, siempre manteniendo un equilibrio laboral y personal.
- Mantener la autoconfianza y la mente positiva, demostrando los valores con los que cuenta, sin creerse superior a los demás.
- Adaptarse al medio.
- Evita las envidias, comparaciones y el acoso laboral.
- Trabajar en equipo sin menospreciar el trabajo de tus compañeros.
Recuerda que todas las personas que laboran dentro de una organización colaboran en el crecimiento de la misma, por lo que el apoyo y el trabajo en conjunto, creará un ambiente laboral adecuado, mejorando la productividad de los individuos.