¡Hola! Mi nombre es María Eugenia de Unánue, pero todo el mundo me conoce como Maru. Tengo 43 años recién cumplidos, de los cuales ya poco más de 15 años se los he dedicado al ámbito de la educación.
Estudié la Licenciatura de Administración de Instituciones porque desde siempre me ha apasionado la calidad en el servicio. Y aunque no imaginé que iba a terminar en la esfera educativa, gracias a este desarrollo entiendo que desde la cooperación y el apoyo nace la calidad.
Actualmente trabajo en IPETH, una institución especializada en el área de la salud que hace aproximadamente un año fue integrada a Galileo Global Education (GGE), el corporativo educacional más importante a nivel mundial, lo que me da la pauta para esmerarme siempre en entregar una formación profesional de excelencia.
Realmente me encanta saber que el trabajo que hacemos día a día está impactando positivamente en la sociedad. En IPETH formamos personal del área de la salud, formamos fisioterapeutas, quienes se encargan de atender a personas que viven con alguna discapacidad, o personas adultas mayores, por ejemplo. En este sentido, entender y ser conscientes que también nosotros podemos estar en su lugar, que nosotros podemos ser esos pacientes que el día de hoy son nuestra responsabilidad, nos da el impulso necesario para instruir con valores, ética y alto nivel de profesionalismo.
Balance y pasión: clave del éxito
Lograr llegar a tener un puesto que requiere alta responsabilidad sin duda fue complicado y mantenerse en él también es un reto diario, sin embargo me encanta y eso no quiere decir que he descuidado mis metas personales, sino todo lo contrario.
A lo largo de estos años, me he dado cuenta de que es posible encontrar ese difícil balance entre tener una familia, procurar el bienestar de tus hijos y atender cuestiones laborales y profesionales. Sí, es posible, pero son necesarias las ganas y el vigor.
Lo digo sin dudar porque me lo he demostrado. Se puede si te administras, si organizas tu vida de la mejor manera. En primera instancia, el priorizar te ayudará a darle tiempo a lo realmente importante. Entregarle la atención adecuada al trabajo y saber estar presente con la familia, creo que es la clave de todo. Cuando uno pierde ese equilibrio y se enfoca más en una u otra cosa, es cuando las cosas empiezan a dejar de funcionar.
Este aprendizaje es uno de los muchos que me mueven tanto como mi lema de vida: “tu éxito, mi éxito”. Se lo aprendí a una colega de Universidad IEU. Me enseñó que cuando entendemos que al esforzarnos para que le vaya bien a los demás es también trabajar por que nos vaya bien a nosotros y que “tu victoria también es la mía”, las cosas empiezan a funcionar como engranes perfectos, permitiendo que las virtudes converjan para que las situaciones fluyan sin complicaciones.
Un mensaje para las futuras profesionistas
Además de sumamente apasionada, me identifico como muy perfeccionista, una persona leal y honesta que siempre procura ser congruente y estoy segura que, así como yo me puedo definir en cinco palabras, muchas otras mujeres también pueden encontrar sus virtudes, esas cualidades que las vuelve fuertes y exitosas.
Y aunque el objetivo de este mensaje es motivar y apoyar a toda persona que quiera cumplir sus propósitos, en este mes de la mujer me gustaría dirigirme especialmente a ellas porque debemos tener muy clara la importancia de que se sigan preparando.
Creo que la educación es la clave de todo si queremos cambiar a esta sociedad y al mundo. Si deseamos mejorar algo tenemos que incidir en la educación, tenemos que hacer que más mujeres estudien, que se preparen para cada nivel.
Lamentablemente, en muchos países de Latinoamérica se sigue priorizando la educación del hombre. Si una familia solo puede apoyar a un hijo con educación, es común que se elija al hombre, por eso tenemos que empujar a que las mujeres estudien. Está comprobado que si una mujer estudia un año más de secundaria, su salario puede incrementar un 20%.
¡Imagínense el impacto que tiene la educación en las mujeres! Y cómo eso también influye en la sociedad.
La meta es de todas
Tenemos que seguir trabajando fuertemente para que más mujeres estudien y se preparen para ocupar puestos de liderazgo. Cada puesto directivo que toma una mujer es una victoria para todas. Tenemos que empoderarnos, formarnos y dejarnos de ver como competencia entre nosotras, darnos la mano y volvernos aliadas.
Quiero inspirar a todas de la misma forma en que me motivo a mí misma. Hay que impulsar la educación para que las mujeres tengan la oportunidad de ejercer en estos puestos que hoy tenemos nosotras, las afortunadas.