¡Hola! Soy Ana Cecilia Rengifo, tengo 42 años y soy fisioterapeuta.
Estoy por cumplir 5 años viviendo en un país tan hermoso como México. La docencia es lo que me ha traído aquí, realmente el arte de enseñar hace que la vida sea más bonita estés donde estés.
De ahí que decidiera estudiar fisioterapia, pues de esta disciplina me apasionan muchísimas cosas, sobre todo hacer la diferencia en la vida de las personas. Es reconfortante y me hace crecer muchísimo. De hecho, eso es lo que me ha mantenido activa en la profesión.
Ser docente de fisioterapia en IPETH combina mis dos motivaciones: me levanto todos los días con la certeza de que estoy haciendo algo que me encanta y esta misma pasión es lo que me hace posible brindar la mejor preparación a los alumnos.
Mis alumnos, los alumnos, lo son todo para mí, son ellos quienes me impulsan a ser la mejor docente, a capacitarme cada vez más para lograr enseñarles cómo también ellos pueden mejorar la vida de las personas. Ese es el legado que quiero dejar, uno bastante grande.
Mis más grandes retos: cumplidos
¿Y a quién le debo la fuerza que me mueve? A mi familia. Desde que mi hija y yo nos vinimos de Colombia con solo tres maletas, día a día intento cumplir con ese reto.
Las madres no me dejarán mentir, siempre estamos pensando en lo mejor para nuestros hijos, pero hay algunos cambios que son tan radicales que es imposible no sentir temor, por eso creo que esta decisión es una de las cosas de las más que me enorgullezco.
Uno de mis retos más grandes fue ayudar a mi hija a adaptarse a un nuevo estilo de vida mientras yo me acoplaba a ser madre y docente en un país completamente diferente.
Un día, de pronto migramos y no tuvimos la opción de “regresar a casa si no nos gusta”, la situación era más compleja. Pero después de cuatro años de estar acá, ella ya con 9 años de edad, ha podido descubrir algo distinto, enfrentando sus propios retos: cambiar de compañeros de colegio, probar comida con infinidad de variantes, despedirse de sus viejos amigos y crear relaciones nuevas. Esta fortaleza, el nivel de adaptación de mi hija, me ha inspirado.
No me arrepiento de estar acá. Me gusta muchísimo el país, la gente, enseñar a estas personas y que ellas me enseñen a mí. Esto es lo que me mantiene feliz todo el tiempo.
Haberme puesto el reto de llegar hasta aquí hace que me sienta bien conmigo misma. Y como mujer, sé que puedo llegar a ser mucho más, solo es proponerlo. Las mujeres podemos cumplir lo que nosotras queramos.
Mi leitmotiv
Yo me propuse una meta y aquí estoy. Además del apoyo de mi familia, he tenido que confiar en mí misma. Lo cierto es que soy una mujer muy positiva. Siempre le busco la respuesta a todo y utilizo este pensamiento como motivante.
Encontrar un lema de vida no es fácil, pero me he dado cuenta de que no hay un problema que sea tan grande como para que no pueda tener solución.
Creo que no podría definir un lema como tal porque son muchísimas cosas las que a uno le mantienen motivado, no hay algo en concreto, es la mezcla de todo.
Sin embargo, un aspecto esencial es ser muy perseverante, lo digo por experiencia propia. Siempre mirar el lado positivo de las cosas te hace caer en cuenta de que todos los problemas, todos los inconvenientes que podamos tener, tienen una enseñanza grandísima que vale la pena vivir.
Así me levanto yo todos los días, con una actitud que definiría como arriesgada, responsable, paciente, amorosa y resiliente.
El éxito es lo que te propongas
Quizá suena muy cliché, pero me atreveré a decirlo porque en verdad lo creo: no abandonen sus sueños. Siempre tengan la convicción de que, cuando deseen algo, lo van a poder cumplir.
Claro, va a costar mucho estudio, esfuerzo e incluso adaptación a cosas nuevas, pero de todo eso va a salir el logro de nuestros objetivos, nuestro éxito.
Enfrenten el día a día con esa forma de ver la vida, se darán cuenta que vale muchísimo la pena.